martes, 4 de marzo de 2008

LA ROSA


Todos tenemos, entre las flores, una que nos es preferida. Personalmente me inclino por la rosa y entre ellas, la rosa roja. Esta maravillosa flor ha sido considerada el más alto nivel evolutivo del reino vegetal, ha representado lo más elevado en el lenguaje de los símbolos y también representa el guardián o el escondite de un secreto o un misterio, aquello que está sub-rosa o bajo la rosa. Finalmente, la rosa ha sido símbolo de lo femenino y del amor -del carnal- que une a los complementos, al yin y yang; al hombre y la mujer. La rosa roja representa a Notre Dame, la de los Cátaros que vivieron y difundieron la Iglesia del amor en el sur de Francia. Como ven, Eros -Dios del amor- es un acróstico de rose (rosa en francés). Cada vez tengo más razones para gustar de la rosa roja.

Espero que también te guste. Si no es así, puedes usar la flor de tu preferencia para el siguiente análisis:

Necesité muchos años para darme cuenta de que en los rosales siempre se producen rosas, nunca violetas u otra flor. Más todavía, un rosal que produce rosas rojas nunca, por si mismo, produce además rosas blancas. Descubrí que hay algo, una inteligencia, que hace este milagro.

Mi profesora de Neurobiología me explicaba que esto era lógico y que todo el mundo había sabido que era así desde siempre. Que la ciencia decía clarito que en la cadena de ADN del rosal se encontraba la información necesaria para que, las rosas que producía, fueran rosas rojas y no otra flor, que la información en el ADN era tan perfecta que ni siquiera podían ser de otro color.

No se exactamente cuantas moléculas tendrá la cadena de ADN de la rosa, probablemente cientos o miles y, aunque parezca extraño no debe diferenciarse mucho de la de un roble. La cadena de ADN de un hombre solo se diferencia en algo así como en un uno o dos por ciento de la cadena de ADN de algunos simios.

Deduzco que el ADN de la rosa es un sistema inteligente capaz de manifestarla gracias a que puede combinarse de manera tal que no haya otra alternativa, dicho de otra forma hay una inteligencia que combina de manera perfecta las moléculas inteligentes que crean la rosa.

Las moléculas que componen la cadena de ADN, a su vez, están formadas por átomos que se combinaron de manera perfecta, inteligente, para que dichas moléculas cumplieran su función específica, de otra manera la rosa podría devenir en cualquier cosa. Los átomos están formados por partículas más pequeñas (protones, electrones,…), que inteligentemente forman el átomo y, para abreviar, el cuanto, que ya no sabemos si son partículas o vibraciones, o ambas cosas a la vez ya que en ocasiones se manifiesta a manera de partícula y, en otras, como una vibración. El cuanto es la más pequeña expresión, que hemos convenido científicamente, a partir del cual todo se manifiesta (Quantum, Física Cuántica primitiva). Si seguimos nuestra línea de razonamiento, hay en el cuanto una inteligencia que hace que se formen protones, neutrones, átomos, etcétera, con la inteligencia necesaria para que, al final de la cadena, tengamos una rosa roja.

Si tenemos un cuanto que actúa tan inteligentemente en la cadena de ADN de la rosa y también la nuestra, y lo hace de manera tal que nosotros nunca florecemos, no producimos rosas en nuestra cabellera, que es nuestra parte más vegetal. Entonces, estamos hablando de una gran inteligencia y, no solo eso, también estamos hablando de una inteligencia que creó el cuanto. Inteligencia, esta última, que por lo anterior recorre todo el sistema y permanece en él siempre ya que es ella la que manifiesta todo lo creado y no a la inversa. Quiero decir: No es la materia la que, producto de algún proceso, termina por ser inteligente; es la inteligencia, que hemos encontrado en nuestro análisis, quien termina manifestándose en rosa u hombre.

Fue esa Inteligencia, que llamaré "I", la que manifestó al hombre con tal precisión que el producto final fue hombre y no chimpancé.

La Inteligencia, que hemos llamado "I", es un misterio para nosotros. Deducimos que no puede existir nada anterior a ella, es la que lo manifiesta todo y sin ella nada puede permanecer. No parece tener principio ya que si lo tuviera necesariamente debería haber algo antes que ella y ese algo debería haber sido inteligente como para crearla. Ella, según lo hemos entendido, simplemente es. Esto último nos lleva a comprender que tampoco tiene fin, ya que, al decir de Aristóteles: "lo que es, es; y lo que no es, no es". Esto quiere decir que para que algo sea debe ser siempre. Si algo debe nacer quiere decir que antes de su nacimiento no era, por lo tanto no es; si algo muere, después de su muerte no es, por lo tanto, nunca es. Solo es aquello que siempre fue y nunca muere. "I" permanece para siempre, no tiene origen ni fin, hasta donde podemos entender, "I" es.

Que "I" sea nos lleva a pensar que ella es consciente de si misma. ¿Por qué? "I" está presente siempre en sus manifestaciones, dado que si dejara de estar en alguna de ellas dejaría de ser y eso no es posible. Ocurre que una de las manifestaciones de "I" somos nosotros, los hombres (la palabra hombre no tiene aquí connotación de género) y nosotros tenemos como característica ser conscientes de nosotros mismos, por lo tanto "I" necesariamente deberá ser consciente de si, ya que no puede existir una cualidad que pertenezca a la parte (el hombre) que no pertenezca al todo ("I"). Me explico, si el todo es un queque de navidad, no es posible que la rebanada que cortamos tenga cualidades que no tiene el queque en su totalidad dado que parte de su totalidad es la rebanada. La gota de agua del océano tiene las cualidades de dicho océano. No importa que gota del océano elijamos, ella es parte del mismo y sus cualidades le pertenecen tanto al océano como a la gota. En tanto la gota está en el océano, las cualidades de la gota son también cualidades del océano. No, necesariamente, a la inversa; el océano tiene o puede tener cualidades que no tenga la gota. Por lo tanto, si el hombre es consciente de si, “I” es consciente de si.
Así que no importa si creemos en Dios o no, hemos sido creados por una inteligencia que está más allá de nuestra comprensión y, hasta ahora, fuera de una posible explicación de la ciencia. Es probable que aquello que hemos llamado "I" sea lo que antes llamamos Dios. Sin embargo, quisiera dar un elemento más sobre el cual detenernos.

Está demostrado, cuando menos teóricamente por la ciencia, que todas las partes se encuentra en el todo pero, el todo no es igual a la suma de las partes. El total siempre es mayor que la suma de las partes, es la suma de las partes y algo más. Siguiendo esta línea de pensamiento, Dios debería ser algo más que la suma de las partes, estoy seguro que bastante más. Así que Dios será "I", otras cualidades que veremos y "algo más".

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